sábado, 31 de octubre de 2009

Capítulo 10

Capítulo 10

Doña Remedios falleció un mes después. La llamada de la dirección del centro psiquiátrico notificándoles tan fatal desenlace, apenas les cogió por sorpresa. De hecho, Maruja tuvo una premonición la tarde anterior que, unida a la gravedad del estado de salud de Doña Remedios hacía vana cualquier esperanza de recuperación.
La mañana, fresca a pesar de estar bien entrada la primavera, se le antojó de una tristeza inusual, sólo comparable al más aciago de todos sus recuerdos.
A pesar de que nunca había sentido aversión hacia los cementerios, una mirada hacia el lugar donde habrían de reposar los restos mortales de su madre para toda la eternidad, la provocó un escalofrío, seguido de un agudo dolor en el pecho. Naturalmente Ramiro estuvo todo el tiempo a su lado, acompañándola. Lógico era pensar que había que guardar las apariencias, aunque su matrimonio fuera un barco a la deriva, sin posibilidad, al menos por el momento, de regresar a buen puerto.
Devueltas las cenizas a las cenizas y el polvo al polvo, Maruja se sintió completamente sola; desamparada en un mundo que, por primera vez en su vida, le pareció extraño y completamente hostil.Desde luego, Ramiro no tardó demasiado tiempo en encontrar trabajo, de representante también, aunque su mal querencia hacia ella era mayor cada día, sin importar las continuas manifestaciones de afecto hacia él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario